jueves, 1 de abril de 2010

La momeda del deseo. Por María Rodríguez Abeja.

Hace mucho tiempo vivía en la ciudad de Frankfurt una niña llamada María. Tenía unos 13 años. Era morena y alta y su mayor pasión era escuchar música. Un día María iba por la calle hablando de música con su amigo Zac, un niño de 14 años alto y rubio al cual conocía de toda la vida, y, de repente, María se paró, se encontró una moneda y la cogió. Zac le preguntó qué era lo que había encontrado. María le dijo que no sabía bien lo que era, pero creía que era una moneda. Se la guardó.



Cuando llegaron a una casa antigua, María observó que en la entrada de la casa había una huella de una moneda. Zac le dijo que pusiera ahí la moneda a ver si cabía. Ella le preguntó que por qué quería que la pusiera allí. Él le contestó que hacía tiempo leyó en un libro:

“Aquel que disponga de esta moneda será afortunado con gran riqueza y felicidad,
y todos sus sueños reales se harán”.

María le afirmó que la pondría allí. Pero antes de ponerla, le preguntó a Zac que cuáles eran sus deseos. Este le dijo que la quería desde pequeño y siempre había querido decírselo, pero tenía miedo y no se atrevía por lo que, al saber lo del libro, quiso que la pusiera para poder pedir estar con ella. María se emocionó pues siempre había guardado el mismo deseo: ambos se querían, pero nunca tuvieron el valor de decirlo.


Antes de colocar la moneda Zac la besó. María nerviosa colocó la moneda y de repente entraron en la casa. Ella le preguntó si sabían dónde estaban. Zac le contestó que según decía el libro aquello era el Lúgubre Fot, un lugar donde empiezan tus sueños aunque también se pueden acabar. María asustada le dijo que justamente ahora no quería estar con los muertos ya que era su mejor día. Zac le dijo que él tampoco quería que pasara nada, pero que si pasara, al menos estarían juntos. Los dos siguieron adelante y se encontraron en una enorme habitación y en el interior vieron a sus antepasados. A los dos les dio algo de miedo, pero siguieron adelante. De repente a Zac se le apareció su abuela, que le dijo:

Al entrar y salir crecerá tu corazón y conseguirás tus deseos cumplir.

Mientras María miraba asustada a su alrededor, Zac le contó lo que había sucedido: que vio a su abuela y la frase que esta le dijo. Ella se quedó pensativa y le dijo que quizás su abuela tendría algo que ver con lo que les pasó.


Más tarde aparecieron en un bosque en el que había muchas tumbas. De repente aparecieron dos jóvenes espíritus semejantes a ellos. María se asustó pues pensó que eran ellos los espíritus. Se acercaron y les dijeron que les dieran la moneda o morirían. Zac dijo:

No morirá nadie porque nadie romperá el amor que hay entre nosotros,
y al entrar y salir crecerá tu corazón y conseguirás tus deseos cumplir.

Entonces salieron y aparecieron en la entrada de la casa. Él le preguntó si estaba bien y ella le dijo que sí.


Ambos se encontraban bien y se fueron corriendo a un parque. Allí se besaron para seguir juntos. Allí se juraron amor eterno y jamás lo rompieron por nada ni nadie.

3 comentarios:

  1. Muy bien, María. Este está mejor que el anterior. Así me gusta.

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  2. Interesante historia. Hasta me parece que sales en la dicha. Aunque me extraña el título: La momeda del deseo.

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  3. Esperanza Guerrero Gil 1ºA6 de abril de 2010, 17:57

    Maria tu sales en esta historia con tu amado zac efron que es un poquito mas grande de la edad que tu las puesto.esta muy bien esta historia de miedo y amor felicidades

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