domingo, 21 de marzo de 2010

Una historia real. Por Paloma Alexandra Canca Pérez

Todo comenzó el día 6 de mayo de 2008. Estaba yo en mi casa del campo, y vinieron a visitarme mis dos hermanos con sus esposas e hijos. Yo me encontraba jugando con mis primos y sobrinos, hasta que llegó un conocido a mi casa que se llamaba Antonio y era conocido como "El pintor". Nos preguntó a mi prima Elena, de catorce años, y a mí, que si habíamos visto a su perro que se le había perdido. Le contestamos que sí, que se coló en mi casa pero al rato se fue. Cuando este se marchó, le pregunté a mi prima que si íbamos a buscar el perro con la moto. Ella me contestó que sí. Mientras íbamos a coger la moto mi primo Abraham, de cinco años, se enteró y quiso venir con nosotras. Yo no quería pero se puso a llorar, así que fuimos todos juntos. Cuando estábamos dando vueltas vimos a lo lejos una cosa blanca que se movía, nos acercamos y en ese momento cogimos una zanja que había en la mitad del camino y nos caímos de la moto. Yo caí directamente en el suelo, mi primo encima mía y mi prima en lo alto de los dos. Elena con rapidez quitó la moto de encima, y nos levantó del suelo. Yo tenía mucha sangre en la boca, y en otras partes de mi cuerpo. Mi primo asustado se fue corriendo sin saber donde iba. Mi prima intentó consolarme pero yo estaba demasiado asustada, de repente llegó mi tío, el padre de Abraham, y me cogió en brazos, llevándome hacía mi casa. Allí cogimos el coche de mi hermano Isaac y me llevaron a la clínica Santa Isabel. Una vez en urgencias me curaron las heridas, y me dieron varios puntos de sutura en la barbilla. Se portaron maravillosamente bien en la clínica y los puntos que me dieron no me dolieron mucho. Cuando llegamos a mi casa, yo quería ver a mis primos y saber cómo estaban: mi primo tenía las manos llenas de heridas y mi prima tenia un moratón como una naranja de grande en la pierna. A mí fue a la que más le afectó la caida. Vinieron muchas personas a visitarme y me traían regalos. Pasados los días me iba recuperando, y me quitaron los puntos, ya podía andar pero no podía correr ni jugar pues me dolían mucho las heridas. El día antes de mi comunión conseguí correr y saltar como antes lo hacía, pero me quedaron varias cicatrices.

7 comentarios:

  1. Una historia muy bonita, Paloma. Y sobre todo muy bien escrita. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  2. no tan bonita, porque te harias mucho daño, ¿no?
    pero estoy de acuerdo con el profesor, muy bien escrita, te felicito Paloma

    ResponderEliminar
  3. Paloma mis felicitaciones por que es una historia muy bonita de tu vida que has sabido expresar muy bien.

    ResponderEliminar
  4. muy bien paloma,es una historia intrigada.¡felicidades!

    ResponderEliminar
  5. ALVARO GOMEZ dijo.Paloma me ha gustado mucho tu historia , pues cuenta paso a paso todo lo que te ocurrio ese día , me ha dejado impresionado lo que has contado . Tu historia es muy bonita y creo que es la mejor de este blog.

    ResponderEliminar
  6. Muy bien, Paloma. Parece que lo has contado todo exactamente igual a lo sucedido. Menos mal que te recuperaste pronto.

    ResponderEliminar