sábado, 3 de abril de 2010

Historia del Castillo Smiller. Por María José Esmeralda Díaz de Argandoña

Érase una vez una mujer llamada Nerea, que vivía feliz en un castillo de Nueva Zelanda y un hombre llamado Fran que también vivía en Nueva Zelanda.

Nerea era una humilde limpiadora del castillo Smiller en nueva Zelanda y Fran era un príncipe, también del mismo castillo. Nerea era la limpiadora del castillo y se había enamorado del príncipe pero ella decía que  era un amor imposible. El príncipe no se fijaba en ella y nada más hacía mandarle  a limpiar baños etc.… Ya que era un hombre sin escrúpulos, es decir, no tenía compasión con nadie.
El príncipe se tenía que casar con una mujer antes de que el rey delegara su corona. El rey ya había concertado a algunas pretendientas, pero que no le querían, en realidad solo le querían por su dinero. El príncipe conoció a una muchacha llamada Marta en un baile y pensaba que hasta que encontrara el amor verdadero le serviría para no perder la corona.


2 MESES DESPUÉS


Cuando se enteró Nerea de que el príncipe se iba a casar se quería morir. Sus amigos, también limpiadores del castillo Smiller, le daban ánimos, pero como Nerea llevaba enamorada del príncipe desde que llegó al  castillo como sirvienta, Nerea no se lo podía creer. Encima el príncipe ordenó a Nerea que ayudase a Marta con los preparativos de la boda y eso le dolería más aun que saber que se iban a casar.
Nerea le ayudó a elegir el vestido. Mientras tanto, Nerea escribía en un diario secreto todo lo que amaba al príncipe.
Un día, mientras Nerea estaba ayudando a Marta a ponerse el vestido de novia, se le cayó el diario y, como ella no se había dado cuenta, Marta disimuladamente lo cogió y empezó a leerlo. Leyó que Nerea quería con locura al príncipe y que nunca lo iba a olvidar Marta rápidamente fue al rey para que echaran a Nerea, pero el rey dijo: “Primero se lo preguntaremos a ella a ver que dice.”
Nerea dijo que no creía que fuera malo querer al príncipe, que era su gusto, pero que nunca le iba a quitar a Marta el príncipe.
El príncipe se enteró de que Nerea le amaba y pensó que si se casaba con ella tendría un futuro mas digno que con una que lo quería por su dinero. Y esa misma noche le dijo a Nerea que quería casarse con ella y a Marta que la odiaba.
Nerea como era normal contestó que sí, que por supuesto. El padre del príncipe se lo negó, pero el príncipe decía que prefería casarse con una plebeya, en vez de con una que sólo lo quería por su dinero. Nerea estaba muy contenta y el vestido que había elegido para Marta se lo puso ella y se casó con él.
El príncipe, aunque un poco amargado por la incomprensión de su padre, se casó y fue el hombre más feliz del mundo. Su padre no tuvo otra elección que legarle la corona, ya que no tenía más hijos y el príncipe, ya rey de Nueva Zelanda, tuvo tres hijos, a los que llamó: Pepe, Juan y Elena. Los tres vivieron muy felices y Nerea ordenó a Marta que fuera la sirvienta.

4 comentarios:

  1. Está muy bien la Historia del castillo neozelandés, aunque creo que allí no hay demasiados castillos.

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  2. Me a gustado mucho , aunque estoy de acuerdo con el sobre el castillo,pero lo demás me ha encantado

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  3. Me has sorprendido, pero tengo la duda si dicho príncipe quería a Nerea, pues parece que lo ha hecho todo muy deprisa.

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  4. Bueno... lo de el nombre smiller fue por que en muchos libros pone ese nombre y me da un toque misterioso

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